Cerquita del Día de la Mujer
quiero dedicar esta entrada a las mujeres de mi vida.
Los ratos que disfruto con las mujeres de mi vida
para mí son como pompas de jabón.
¿Nunca os habéis quedado fascinadas viendo un niño hacer pompas de jabón?
Mientras las pompas están ahí,
la cara del niño es una de imágenes más nítidas de la felicidad.
Y cuando las pompas pasan,
la cara del niño mantiene una dulce sonrisa,
mientras se aleja satisfecho con las manos en los bolsillos.
Exactamente así son mis momentos con las mujeres de mi vida.
Mientras estoy con ellas, los disfruto tanto que no puedo dejar de sonreir
y cuando pasan me quedo con ese recuerdo
que se refleja en una sonrisa más relajada.
Por eso he preparado para algunas de las mujeres
que llevan acompañándome toda una vida
unos jabones hechos en casa especialmente para ellas.
Hace unos meses cambié de trabajo
y una de esas mujeres con las que había vivido cada mañana en la oficina
escogió para mi despedida un regalo perfecto:
¡un curso de elaboración artesanal de jabones!
Aprendí mucho y unos meses después...
aquí están los jabones que preparamos aquel día.
Estos están preparados, uno con miel, avena, leche
y el otro, con caléndula y manzanilla.
Después de un largo tiempo madurando,
ya están listos.
Esto me recuerda a mi madre,
cuando de pequeña me repetía:
"la paciencia suele tener recompensa..."
Un beso a la primera mujer de mi vida.