Es verdad que hay que tener papel de azúcar pero hay muchos sitios donde se puede encontrar. Yo lo he comprado en Decake pero en internet he visto muchos...
El que yo he utilizado es de la marca Wilton.
¿De qué se trata? Pues de láminas de papel impreso con distintos dibujos. Son comestibles. Y la técnica es tan fácil como recortar la lámina con la forma que nos interese y pegarla sobre la galleta. ¡Genial!, ¿verdad?
Pues voy con el paso a paso para que no quede ninguna duda, ¿vale?
Lo primero que hay que hacer, preferiblemente el día antes, es preparar unas galletitas de mantequilla. Nuevamente os dejo el enlace a la receta de galletas de mantequilla, paso a paso.
Entonces cogemos la fantástica lámina de papel de azúcar que hemos comprado y colocamos el mismo cortador que hemos utilizado para cortar las galletas.
Con un rotulador de tinta comestible marcamos el cortador sobre el papel.
Recortamos el papel por el circulito que hemos marcado.
La lámina de azúcar, al menos la que yo compré, tiene un plastiquito por detrás. Lógicamente hay que quitar ese plastiquito antes de pegarla a la galleta.
Ahora ya se puede pegar la lámina a la galleta. Yo he utilizado Karo para pegarla pero estoy segura de que se puede pegar utilizando un poco de mermelada rebajada con agua (se pone media cucharadita de mermelada con una cucharadita de agua y se remueve). Se aplica con un pincel el Karo o la mermelada rebajada sobre la laminita o sobre la galleta y se pega.
Y ... ¡Ya está! Más fácil imposible, ¿no?
Y quedan así de bonitas...
¡No me canso de verlas!
Y, para acabar de rematar la faena, las metí en una bolsita de celofán con un lacito de terciopelo negro.
¿Qué os parece?
Un saludito,
Chelo.